El objetivo del proyecto consistió en ganar almacenaje y adaptar la decoración a una pareja que trabaja en casa.
Cuando los propietarios de este piso de 70 metros cuadrados situado en Moratalaz adquirieron la vivienda, se encontraron con una decoración que estaba destinada a estudiantes. Para transformarlo en su hogar y ganar almacenaje al mismo tiempo, confiaron en el estudio de interiorismo de Crea Spacios.
Como la pareja trabaja desde casa, la decoración debía adaptarse 100% a sus gustos y necesidades, así que el proyecto siguió un mismo hilo conductor: diseño nórdico, color gris como protagonista, y un toque masculino pero acogedor.
»El gris es considerado el neutro de los neutros, a camino entre el blanco y el negro, y es el color que se identifica con la concentración y el trabajo, por tanto, encajaba a la perfección con lo que nos solicitaban», explican los interioristas.

A lo largo del piso se han utilizado las distintas gamas de grises, desde el más oscuro –que trasmite serenidad y elegancia–, hasta el más claro –que aporta luminosidad–. Combinados a su vez con el blanco nórdico y algún toque en negro, el resultado es una decoración minimalista, pero con personalidad.

El salón y el comedor se presentan en un espacio abierto a la cocina. Esta última es muy funcional y dispone de armarios blancos sin tiradores.



Una de las habitaciones se destinó como vestidor, con armarios blancos con puertas correderas que generan un efecto de limpieza y armonía visual.

En el dormitorio, el protagonista es el doble cabecero tejido en color gris, con un elegante diseño a rayas.



El despacho cuenta con un escritorio minimalista en color blanco y fotografías en blanco y negro en la pared.

Para el baño, se eligió un papel pintado a rayas grises con efecto tejido. Su elegancia contrasta con el diseño moderno y el minimalismo del mobiliario.
