Los propietarios de esta cocina de 20 metros cuadrados querían reformarla para ganar estilo y comodidad. ¡Vaya cambio!

ASÍ ESTABA ANTES DE LA REFORMA… ¡VAS A ALUCINAR!

En cuanto a la distribución, la cocina ganó una isla central multifuncional: por un lado, cuenta con espacios de almacenaje repartidos en varios cajones; por otro lado, dispone de una placa de vitrocerámica para cocinar; y por último, actúa como barra de desayunos gracias a los tres taburetes tapizados en color amarillo, que además, añaden un acertado contraste cromático al mobiliario.



Para definir visualmente el área de la isla, se colocó un suelo de baldosas tipo hidráulico.

El horno, el microondas y la vinoteca se situaron en la misma columna, junto al frigorífico.

Al combinar almacenaje cerrado y abierto, la cocina se volvió más ligera y luminosa. Algo en lo que también influyeron los cerramientos de cristal.



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El antiguo balcón al que daba paso la cocina y que servía como una especie de trastero, se cerró para ubicar el office en este rincón, con un banco de obra que se revistió con azulejos geométricos, una mesa de corte industrial y sillas para todos.

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El antes y después nos ha dejado con la boca abierta, ¡y no es para menos!